martes, 17 de julio de 2007

Acto


De donde salen estas palabras
que nombramos a veces
y dialogan con la boca…
la boca las nombra…
tu boca las mira…
zozobrar en los labios
tensos…

Espantapájaros...




Ya no dudan los campos que ahí viene el espantapájaros
tirando la carga, los animales hambrientos.
el rostro marchito, la voz encubierta, el pelo desierto
de rabia cautelosa, de ojos madrugados y despiertos,
despiertos y el semblante,
atiborrado de recuerdos.

Ya no duda el mar que ahí viene el espantapájaros
el bote húmedo, las manos gruesas,
la voz ronca, el pelo de sales crepusculares
nobleza y ahínco, se mezclan, en el acto de mirar las aguas
mirándose a si mismo, la escasez, la rabia que se escurre como el agua
por las redes de un mar desierto…

Ya no duda la tierra que ahí viene el espantapájaros
El frío nocturno, la mirada negra, el turno desolado
el barro en las piernas, la voz pausada, el cuerpo
soñoliento, y los rieles taciturnos se aparecen y desaparecen
como fantasmas descarriados.

Ya no dudan los perros que el que se acerca es el espantapájaros
hombre moreno y de manos tiesas....
la voz pesada, el rostro destrozado por los picotones de los pájaros,
con el olor de la jornada intensa, con el bolso sucio.
Tanto el olvido de este hombre,
que casi se le olvida que es espantapájaros
y se aparece por la historia
convertido en pájaro
con traje de obrero.


Algo de lo mutilado a esta montaña aviesa,

permanece adherido al dolor roto

de obreros y campesinos, algo del agua que no brotó y no

regará los campos, algo del mineral que se perdió

por el precio de nuestra tierra...

Poesía corta...


Esta lejanía entre mar y montaña
no es real
Di un paso y creí hundirme en el agua,
di un paso y creí mirar un trecho de cielo cerca
Que duda cabe mar y montaña se encuentran,
en el acto de descifrar nuestras entrañas.