lunes, 13 de julio de 2009

Jóvenes privados de libertad

Encaro al dolor desde el encierro, desde el lugar que escogí
para desenvolver las horas matutinas de la jornada laboral diaria.

Has sentido dolor más silencioso, adolescente, indiferente?

Creo que allí hay un dolor copioso, azulino, casi sin oxígeno.
Y el rol demarcado por los años, no es más que de la escucha,
prisionera también de las palabras rutinarias, vacías y sin sentido.

Conoces al niño que no duerme?
Es aquel de los centros privativos de libertad, con miedo y rabia, suaviza
sus manos con tabaco, suaviza sus ansias con amargura, suaviza sus corazonadas
con risas esparcidas por el aire, suaviza su semblante con comida.

Sin elegir el cuerpo, a propósito de la píldora del día después y su debate en Chile


Entre mujeres, no elegimos el cuerpo ni el envoltorio,
se nos da controlado y sensible, erótico y ajeno.


Es objeto para la publicidad de lavalozas, bebidas alcohólicas,
viajes paradisiacos, perfumes y éxito de la vida occidental.


Se nos da cuando niñas, austero y plano, para después transformarse
en objeto de deseo masculino y neoliberal, cuya redondez altiva, desenmascara
la vergüenza del sentimiento perturbador de la imperfección.


Y después, no podemos controlarlo, el fin reproductivo, reproduce
la insensatez, el dominio y control de nuestra natalidad por otros.


Como vigía de la cordura y el derecho a la vida de otros, el cuidado y la protección de la familia,
nadie protege a las que abortan, o no desean hijos, o rehuyen una maternidad involuntaria, a las adolescentes, a las violadas, a las adultas que no quieren hijos, a la descuidadas que rompen su preservativo, a las prostitutas o a las ingenuas. Todas ellas, según el vigía, ya no lograron responsabilizarse.

Como centinela de nuestro deseos y elecciones, Iglesia, padres, publicidad, legisladores, mandatos culturales, científicos, Estado, payasos y forasteros, se apoderan de las decisiones de las mujeres chilenas.

Como dueños de un cuerpo impropio, volvemos a nacer sin elegir el cuerpo.