Al medio ambiente mal entendido por las políticas
I
La tierra suaviza los encantos,
de olor húmedo,
de esperanza nívea.
II
La tierra corona los semblantes,
de liviandad sabrosa,
de sensaciones frescas.
III
La tierra dolida y silenciosa,
se queda con el llanto,
se duerme indescifrable.
IV
El árbol de mi calle,
murmura cosas nuevas,
a veces se agiganta,
a veces enloquece.
V
El árbol de mi calle,
murmura rencores,
moldeados en su corporalidad,
en algunas horas del día,
no cesa de denunciar sus dolencias.
VI
El árbol de mi calle,
ya no soporta el ruido doblegante de la urbanidad,
no sabe a quién denunciar su desarraigo,
su tristeza foránea,
de inmigrante silencioso.
VII
El árbol de mi calle,
despertó sin mirar,
el sol expectante,
a su torso descubierto.
sábado, 2 de febrero de 2008
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