lunes, 28 de julio de 2008

poesía sencilla


De vez en cuando giro y me doy cuenta que mi sombra se queda muy atrás...me vuelvo a buscarla y me la traigo de la mano...a veces ella se me adelanta y tengo que salir corriendo para alcanzarla.

jueves, 28 de febrero de 2008

Ríos de exilio

Me he ausentado del exilio y me persigue,
me incorporo a su seno y me rehuye,
mordisqueando mis pies calmos, entregados,
al dolor crepitando en mil preguntas.
Y me entero luego que el destierro tiene contorno humano,
un monstruo pavoroso y acongojado,
se yergue frente al sol y la distancia.
Y allí, ausentada nuevamente de sus ríos,
recorro las orillas olvidadas,
acostumbrados los exiliados de siempre,
a buscar un muelle firme pa arrimar la memoria.

miércoles, 27 de febrero de 2008

De Viaje por la Vida


I
Dimos una vuelta por el nido destrozado

de un pájaro de ala rota,

reparando ramas, limpiando el polvo

y el barro..

nos hemos sucedido..


Dimos una vuelta por el encanto matutino

de la montaña fresca, unida a sol y sombra

al infinito desierto de asperezas.

II
Y de pronto vinieron a tocar a nuestra puerta

las buenanuevas de siempre,

tímidamente asomadas en papel azulado:



"Una montaña se ha suavizado de prisa

y una pajarito madrugador ha renovado su ala rota,

una gentileza señor observante...dese tiempo para el aire,

mirar detenidamente como se transforma la vida"


y nos fuimos a dar otra vuelta...

sábado, 2 de febrero de 2008

El árbol de mi calle

Al medio ambiente mal entendido por las políticas

I

La tierra suaviza los encantos,
de olor húmedo,
de esperanza nívea.

II

La tierra corona los semblantes,
de liviandad sabrosa,
de sensaciones frescas.

III

La tierra dolida y silenciosa,
se queda con el llanto,
se duerme indescifrable.

IV
El árbol de mi calle,
murmura cosas nuevas,
a veces se agiganta,
a veces enloquece.

V

El árbol de mi calle,
murmura rencores,
moldeados en su corporalidad,
en algunas horas del día,
no cesa de denunciar sus dolencias.

VI

El árbol de mi calle,
ya no soporta el ruido doblegante de la urbanidad,
no sabe a quién denunciar su desarraigo,
su tristeza foránea,
de inmigrante silencioso.

VII

El árbol de mi calle,
despertó sin mirar,
el sol expectante,
a su torso descubierto.

De tiempo y leña seca

I
Sobre las manos depositamos el tiempo
pequeño y sorprendido,
se toma de las uñas para guarnecerse
de la historia quebradiza
y de los recuerdos sucios.

II

Una conspiración hemos saboreado
lentamente y silenciados,
brotamos de la leña seca,
para iluminar los espacios muertos.

III

Pertenecí a los perros,
de vez en cuando al olvido,
una que otra al puño liberado,
una que otra al sueño taciturno.

lunes, 21 de enero de 2008

Por Patricia a apoyar los ayunos! Que los medios informen!




No mencionado, no dicho, no susurrado,

el dolor se cuela por los callejones sin rumbo,

las entrañas se anestesian ante la mirada perdida,

de un pueblo que grita y otro que lo mira y calla...


No saben..tantos que no saben...porque nuestros medios informan

sólo lo que al chancho en engorda le apetece...


Una palabra de aliento por Patricia en este noche de paz crepuscularia,

la paz que no ha llegado donde debiera, transportada por el aire sureño...


Arriba compañera, el estado deberá escuchar las súplicas...la muerte quiere

callar tu voz pero no se lo permitiremos,

tu cuerpo de mujer se prende de los árboles de tu tierra y bebe de su alimento...ellos te mantendrán despierta...

Soneto de un Vínculo

I
Tus ojos vespertinos, mostrándose abatidos de cansancio y labores,
se miran a sí mismos,
se contemplan rebozados de expresiones,
de sueños retratados en la
pupila despejada...

II
Tus manos renovadas de caricias indómitas,
me han tocado el rostro inmóvil...
me duermo cálida entre tu regazo de tiempos remotos,
descubriendo los pedazos de nuestra historia pequeña,
un poema breve a este vínculo inmaculado…

III
Mujer…
Una gracia antigua se alza sobre tus hombros,
te reconozco dócil y muralla al mismo tiempo,
para reparar en ti, en tu sombra,
en tu seno abundante,
en tu matriz copiosa de palabras calmas…de mirada nueva…

IV
Mujer gigante…

Madre de todo y todos,
te entrego el verso pequeño de mi vida cadenciosa,
canción de cuna para mi sueño de adulta,
preludio a nuestra última canción entrelazada…

Un escrito por el hacinamiento y una oración por los espacios mínimos.



He mirado el lecho pequeño y frágil de un hijo dormido, nuestras camas ligadas ante la visión del calor inexistente, de los cubrecamas y el polvo, de las goteras y la desesperación.

Este espacio nos ahuyenta, nos lastima los cuerpos, el todo-espacio es una quimera aviesa que nos enrostra el pedazo de suelo negado, el rincón oscuro de este cuarto de padecimientos y ropa vieja acumulada.

Tengo miedo de despertarnos y sentirnos enmarañados, fuimos familia y ahora somos una jauría de perros durmiendo en la miseria tormentosa, en estos espacios compartidos entre abuelos y niños, mujeres y hombres, todos oprimidos, en camas que todo lo aguantan, en humo de difícil salida, en braseros en medianoche de viento, alumbrando pálidamente los rostros de niños insomnes...

Cuan hombres-reos en su propias vestiduras de prisiones en libertad negada y comprimido lar que todo lo aguanta, que todo contiene…

Es nuestra vivienda… pequeña… pequeña…. Tantas veces demasiado pequeña, para entregar una caricia ciega, para sentirse el cuerpo sin odiarse infinitamente por lo que falta, lo que escasea, a veces demasiado pequeña para abrazar a los hijos, a veces demasiado pequeña que se violenta, y nos golpeamos, heridos por la incertidumbre y la rabia, doblegados por la desesperanza, apretamos el puño, la sien y nos callamos la boca…


Hay espacios enormes en las alamedas y las plazas, perpetúas superficies de mar, bosque, viento, libertad oprobiosa, caminares esparcidos por el aire.

Hay seres humanos durmiendo junto a animales, con un brasero que en medio de la noche extingue la confianza en sí mismos, que arroja sobre el sucio piso la realidad cronificada de un hábito acostumbrado…


Es el crepúsculo de realidades en que se contempla un mundo vulnerado…

La lluvia no cesa de caer y existen moradas en que todo se minimiza, la vida se minimiza, se minimiza finalmente el afecto, la risa en los rostros de niños, se minimiza cotidianamente la esperanza…

Es el hacinamiento, eterno visitante de familias esparcidas por doquier… es el hacinamiento… trucando los espacios para que parezcan amplios, para hacer creer que se puede vivir de ese modo…

lunes, 14 de enero de 2008

a propósito de Paulo Freire...


Conciencias…oohhh conciencias…
del lado del sempiterno empresario,
adueñado de los medios…
concientiza a sus rebaños...

Ronda de Chile


Un país llevamos adherido al contorno del pecho,
adosado sin pudor a la espalda encorvada,
apresura a doblegarse en el clamor comprendido,
entre marchas y banderas, utopías lastimadas…

Creo verlo a veces, transitar por las montañas,
camina con el cuerpo erguido, de pronto y de pie se calla,
recuerda su infancia de curas, oligarcas y carniceros,
pedazos de suelo negro, mineral y patria robada…

Un día una canción de cuna, para mecer su memoria,
dormitando entre historia, tierra y oraciones de omisión,
corpulento y ofendido por la tierra que lo engendra,
sobre el cuerpo que lo amamanta
se duerme con temores obscenos.

Niño moreno, llamado Chile,
No comparte con otros niños la ronda de su alegría,
con las manos heridas de tanto sostenerse junto a otros,
a crédito los obreros de la ronda…
… deben comprar una a una sus sonrisas…

viernes, 11 de enero de 2008

Ojos sosteniendo espejos


Andan de prisa, con la crepitación estelar de los pies marchitos
En una palabra, suave canción santificada en el acto dormido
De abrazar las sensaciones indómitas, sórdida fe de ojos perdidos
En una pala, martillo cruel, del brazo agarrada la vida entera…

Y donde fueron a parar tus miles de espaldas golpeadas contra murallas sucias…
Al abismo negro del socavón perdido…
Al llanto gris de los ojos sosteniendo espejos, para verse detrás
Para verse el cuello roto de tierra compactada…
Y la oración minera de explosiones sordas en oídos desgarrados…

Ojos sosteniendo espejos, por si acaso alguien urge llamar tras los pasos decorosos…
Ojos sosteniendo espejos, por si los dedos se entumecen y algo deba reconocer sus cuerpos…
Ojos sosteniendo espejos… y el trabajo perdido, solitario, ¿merecemos sostenernos de pie en medio de esta moratoria y descalzos?